sábado, 14 de diciembre de 2013

Memoria del retiro de Adviento 2013

El día amaneció ya con cierto aire de misterio: nubes bajas que no nos dejaban ver lo que está a ras del suelo. En lo alto lucía el sol. Antes no lo sabíamos. Solo cuando subimos pudimos ver esa luz celestial.

Retiro. Descanso. Paz. Un día para romper el tiempo de lo cotidiano, las prisa, las preocupaciones. Un día para encontrarnos con Jesús.

Así que un familiar grupo de profes nos reunimos esta mañana para orar juntos. ¡Orar juntos! Qué extraño suena esto hoy para el mundo. ¡Qué delicia y derroche de Gracia! La verdad es que el tiempo se nos pasó volando. Estamos tan acostumbrados a estirar el tiempo que, cuando decidimos pausadamente disfrutarlo, es él el que se nos escapa.

Allí fuimos a encontrarnos con Jesús. Podríamos haberlo hecho en cualquier otro sitio. El nos busca entre los pucheros, la familia, las acciones pastorales, en el trabajo, en el descanso, etc. Lo importante, creo, es saberse dejar encontrar por Él. Y cuando ocurre no dejar escapar la oportunidad de hacerle preguntas y de decirle cuanto le amamos: ¿Qué quieres de mí? ¿Cuál es la misión a la que me has llamado? Yo te he encontrado ¿Cómo hacer resonar tu voz en mí para que llegue a todos mis alumnos, compañeros, familiares, amigos, prójimos? Dejándonos hacer por tí. Concordar contigo. Recentrémos a Cristo en nuestra vida para ser también luz. Cristifiquémonos.
 
Una mañana de Gracia en el cerro de Gracia. Gracias a Mari y las Damas catequistas. Gracias Madre por enseñarnos como esperar en el Ádviento. Gracias Hijo, que acampaste entre nosotros.
 "Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa." (Mt 5, 15)




Aquí os reproduzco las hojas que nos dio Mari para que no nos quedemos si ellas. Alguien  también me pidió el himno que leí. Os lo escribo abajo. Falta alguna foto pero hay que retocarla porque está muy desenfocada. Ya las subiré.

A todos gracias. Qué tengáis un Adviento muy fructífero y una Navidad con el Señor encarnado en vuestras vidas.




"Entre tu y yo hay un abismo,
que mi pecado de ti me ha separado.
Cómo deseo que lo rellenes
con las montañas de mi pasado.

Ahora levanto los ojos al cielo
y anhelo en él verte reflejado.
Tan cercano
Tan distante
¡Ahí estás! Te he encontrado

Me escondía de tu rostro.
Profundizaba en valles y collados.
Tu me seguías los pasos.
Yo seguía caminando.

La alegría de caerme
es que, por fin, me has alcanzado.
Ahora me llevas en volandas.                      
Atrás quedó el pasado, el pecado."           





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